Durante años, la ciencia, y, en concreto, la investigación y el desarrollo no se han visto como un elemento sustancial en la economía y mucho menos en la sociedad. La pandemia dio un giro de 180º grados a esta concepción. Los últimos logros del sector y el incremento de la inversión pública da indicios de como puede ser el futuro próximo de la ciencia en España.
Existen diferentes indicios sobre los que se pueden extraer ideas e indicadores como es el crecimiento del gasto en Investigación y Desarrollo durante los últimos años. Desde el 2011 hasta el 2021, este fue del 5,15%. Pero, a pesar de la bajada en inversión entre los años 2014 y 2017, entre el 2021 y el 2019, el crecimiento fue de más del 14%. Estos datos, proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), nos demuestra un cambio de tendencia sustancial en el último lustro, y en concreto en los últimos 24 meses.
Un cambio de etapa
Lo cierto es que en agosto del 25 de agosto del año anterior, el Congreso dio luz verde a la reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación promovida por el ministerio de Ciencia e Innovación. Uno de los objetivos con esta reforma es el incremento y la estabilización de la inversión en Investigación durante los últimos años. Según la norma, la financiación de I+D ha de alcanzar el 1,25% del PIB, y el 3%, juntamente con el sector privado en el año 2030. Además, la norma también concreta algunos detalles sobre las condiciones contractuales de los científicos, como la nueva modalidad del contrato indefinido del personal de investigación. Se facilitan algunas vías de acceso al sistema con un contrato de hasta seis años. De hecho, los jóvenes también se beneficiarán a través de la creación de una indemnización por finalización de contratos predoctorales y postdoctorales.
Uno de los objetivos también es la atracción y la retención de talento en el país. De esta manera, los denominados Organismos Públicos de Investigación reconocerán todos los méritos que el investigador haya podido reunir en el sector público o en universidades españolas y también en el extranjero. El criterio de globalización de los méritos es un cambio, ya que antes solo se reconocía la experiencia en los Organismos de Investigación estatales.
El sector aeroespacial, uno de los protagonistas
Este año, la ciencia cuenta su presupuesto más grande de la historia. En concreto, el sector dispondrá de una financiación de 3.991 millones de euros, con la previsión de incorporar 2.000 nuevos investigadores y técnicos a los organismos públicos de investigación. Precisamente, una parte importante de este presupuesto irá destinado al sector aeroespacial (al cual se destinará también un PERTE para su consolidación) que aspira a representar una parte fundamental de la economía española. De hecho, la creación de la Agencia Espacial Española ya está en marcha y se le destinará un presupuesto de 500 millones de euros. Estas cifras, indican que el sector científico podría crecer de manera importante esta década.
La consolidación de este sector se refleja en los avances constantes por parte de la industria. Está previsto que la empresa con sede en Elche, PLD Space, lance su primero cohete al espacio, el Miura 1, antes del verano. La compañía aspira a convertirse en la primera empresa europea capaz de poner en órbita nanosatélites o dispositivos de tamaño reducido, claves para los nuevos sectores emergentes como el Newspace. Este sector no es el único donde hay novedades. El ritmo y la fuerte actividad del sector se refleja también en otros sectores como el de los laboratorios. La semana pasada, precisamente, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dio el visto bueno a la primera vacuna española contra el Covid-19 de la empresa Hipra. Una evidencia de la dinamización que vive actualmente el sector científico y tecnológico de España.