La formación reglada dispone de etapas muy marcadas dentro de la estructura social. A pesar de eso, en el contexto actual, en la sociedad de la información, es imperativo el aprendizaje permanente, debido a las grandes dosis de innovación. Son muchos los motivos de peso que sustentan la importancia de la formación continuada y que se recogen en organizaciones como la Society for Human Resource Management o The Chartered Institute of Marketing. Entre ellos, la formación continua puede ser clave para el desempeño profesional.
Una de las cuestiones más discutidas dentro del ámbito laboral es la eficiencia de los trabajadores. En este sentido, una de las consecuencias de esta formación es el aumento de la productividad. Cuando se dispone de más conocimiento, se puede ser más eficiente y además, se puede articular un trabajo de mucha más calidad. De hecho, para llevar a cabo este trabajo es necesario un conocimiento de las herramientas y de las tecnologías. La innovación en este ámbito es cada vez más frecuente y, por eso, es necesario adquirir una formación continua acerca de las nuevas tecnologías disponibles para los usuarios.
Por naturaleza, cuanto más conocimiento, más capacidad, más interés y más aspiración puede existir. En este sentido, el conocimiento permanente puede fomentar directamente la capacidad de liderazgo. Es necesario que todo este conocimiento y todas estas nuevas actividades disponibles sean lideradas y coordinadas de diferentes maneras. Este conocimiento que se adquiera con la formación continua puede ayudar a impulsar la capacidad de gestión de liderazgo. Además, el hecho de disponer de nuevas ideas, muchas de ellas disruptivas, es la premisa necesaria para apostar por nuevos enfoques impulsando nuevas ideas.
En el ámbito de la búsqueda de ocupación, las consecuencias son aún mayores y con una repercusión más directa. El hecho de que se disponga de más y de mejor formación abre un abanico de posibilidades de un rango más alto al trabajador. No solo por su mayor grado de conocimiento, sino por la consolidación de nuevas habilidades. Por ejemplo, la capacidad de adaptarse a los cambios. La formación continua tiene como punto de partida la innovación y la necesidad de adquirir nuevos conocimientos. Pues bien, un trabajador que se haya formado en este ámbito, tendrá más capacidad de afrontar a cambios en sus nuevos entornos profesionales. Desde ETIF, a través de su catálogo formativo, se apuesta por la formación también de perfiles profesionales que pueden mejorar sus perspectivas en la búsqueda de empleo
La precisión es importante para muchos sectores profesionales y aquí este tipo de conocimientos pueden tener un papel clave. La mayor seguridad, y el conocimiento avanzado de los riesgos y de las técnicas puede evitar que se produzcan muchos errores en el desarrollo de la actividad profesional.
La consolidación de la confianza es también otro de los motivos para postar por la formación continua. El hecho que los trabajadores estén constantemente formándose puede ayudar en que estos confíen en sus habilidades y sus conocimientos. Esto tiene un impacto directo en las habilidades del trabajador. Un aumento de la confianza en sí mismo generado por la formación continua es clave para el desempeño profesional del trabajador. Además, la confianza es también aportante para desarrollar otro tipo de tareas como actividades que se puedan desarrollar en grupo. El hecho de disponer de más conocimientos compartidos puede suponer una mejora en el desarrollo del trabajo en equipo, entre muchas otras situaciones.